El tapón de corcho está íntimamente unido al vino en su recipiente más común, la botella. Los procesos fisicoquímicos que se producen en el vino por la temperatura, la luz y su propia composición son objetos de estudio. Y muy ligados a ellos está este tipo de tapón. Por eso, desde siempre, se ha apreciado este como la opción mejor, para realizar el embotellado.
Y es que la estructura viva de las células del corcho forma una interfaz perfecta en contacto con el vino. Aclimatándose a ese proceso, no altera este líquido manjar y le otorga un equilibrio óptimo.
La experiencia de años pone en evidencia todos estos datos. Además son muchos estudios sobre la conservación de propiedades organolépticas. Estos, a su vez han confirmado esta certeza empírica. Por estos motivos, desde www.gruartlamancha.com se trabaja así, todos los días para mejorar este producto y preservar las cualidades del vino, en consecuencia.
Por otra parte, merece la pena hacer mención del correlato que esto tiene en el mundo del turismo. Así, las empresas de hostelería y restauración conocen muy bien las propiedades conservadoras del corcho. Y es que los mejores vinos no pueden arriesgar sus trabajadas virtudes por una mala elección en un elemento tan sencillo.
El tapón de corcho de hoy lleva el conocimiento de siglos de experiencia pero también se aportan avances muy recientes. La innovación también acompaña a esta industria, rejuveneciéndola a golpe de experimentación. Ahora sí, sin separarse de lo que la sabia tradición nos cuenta en la rica historia del vino.
Para el consumidor, la botella de gran reserva no se entiende si no es con un corcho de calidad que no la desmerezca. Esta es la misión de empresas como Gruart La Mancha, esmerándose en el desarrollo de los tapones para vino, con la mejora constante de sus productos.
El néctar de calidad merece todos los esfuerzos. La conservación, la presentación y la tradición están del lado de un tapón de corcho de calidad. Y es que el envasado tradicional en botella aplicando la más moderna tecnología se ha demostrado como la mejor opción.
Los clientes lo aprecian y por los resultados lo agradecen. No en vano antes de la degustación de un buen vino, hay someliers que dan a oler el corcho. Esto lo hacen así, porque encierra la esencia de meses de trabajo y años de maduración en barrica.