Vivimos en una sociedad consumista donde la obsolescencia programada está a la orden del día. La necesidad de gastar nos invade cada día y nos invita a cambiar de objetos en vez de repararlos en una espiral consumista. La tecnología es la reina de esta espiral que nos empuja más a la obsolescencia programada.
Pero los cambios no tienen por qué ser muy caros. El mercado de segunda mano está en alza: si ya no te gusta, puedes vender tu smartphone, y conseguir un buen precio. Uno de los principales factores a tener en cuenta es saber si funciona o no: si funciona, obtendremos una gran cantidad de dinero por él. Pero si no funciona también se puede obtener dinero por su venta.
Por qué vender un móvil que no funciona
La principal razón es deshacerte de algo que no funciona. Ocupa espacio y es mejor sacarle algún rendimiento. Sin embargo, no solo existe una razón económica: la necesidad de estar a la última es una constante en un mundo cambiante. Aunque cada persona tiene motivos diversos a la hora de cambiar de teléfono, siempre hay nexos comunes: la necesidad de estar conectado y conseguir un dinerillo.
El primer punto a tener en cuenta es que el estado del smartphone a vender es determinante a la hora de que nos den una valoración. Generalmente hay tres estados: nuevo o como nuevo, usado y no funciona.
El valor de un móvil no solo depende de si funciona o no. También existe una nueva vida para los móviles viejos: Los móviles actuales están compuestos por un montón de dispositivos muy elaborados y en ocasiones realmente caros, aparte de por elementos químicos y metales superconductores como el coltán.
La necesidad de estar comunicados
Hace apenas unos años podíamos entender nuestra vida sin los móviles y las Redes Sociales. No vivíamos en una sociedad tan dependiente de la comunicación individual. La imperiosa necesidad de estar conectados no solo a la red sino también al teléfono, ha modificado nuestra forma de vida.
Por eso, la sensación de soledad, de estar continuamente conectados a la red, de saber qué está pasando… sea convertido en una necesidad vital en un mundo cada vez más rápido y global.
El miedo al aislamiento, a quedarse atrás, es una constante en nuestra sociedad. Para evitarlo, estar comunicados es hoy en día una necesidad, una necesidad hasta compulsiva, móviles, laptops, tablets, ipad, ipod, e-mails, blogs; es decir, infinidad de medios para mantenernos en contacto.
Quedarse atrás no es una opción. La tecnología móvil llegó para quedarse y se ha convertido en una herramienta indispensable para entender nuestro mundo y nuestra sociedad: quedarse atrás significa aislarse y ralentizar la marcha en un tren que va cada vez a velocidades más rápidas.
DANIEL FERNÁNDEZ ABELLA
Pero los cambios no tienen por qué ser muy caros. El mercado de segunda mano está en alza: si ya no te gusta, puedes vender tu smartphone, y conseguir un buen precio. Uno de los principales factores a tener en cuenta es saber si funciona o no: si funciona, obtendremos una gran cantidad de dinero por él. Pero si no funciona también se puede obtener dinero por su venta.
Por qué vender un móvil que no funciona
La principal razón es deshacerte de algo que no funciona. Ocupa espacio y es mejor sacarle algún rendimiento. Sin embargo, no solo existe una razón económica: la necesidad de estar a la última es una constante en un mundo cambiante. Aunque cada persona tiene motivos diversos a la hora de cambiar de teléfono, siempre hay nexos comunes: la necesidad de estar conectado y conseguir un dinerillo.
El primer punto a tener en cuenta es que el estado del smartphone a vender es determinante a la hora de que nos den una valoración. Generalmente hay tres estados: nuevo o como nuevo, usado y no funciona.
El valor de un móvil no solo depende de si funciona o no. También existe una nueva vida para los móviles viejos: Los móviles actuales están compuestos por un montón de dispositivos muy elaborados y en ocasiones realmente caros, aparte de por elementos químicos y metales superconductores como el coltán.
La necesidad de estar comunicados
Hace apenas unos años podíamos entender nuestra vida sin los móviles y las Redes Sociales. No vivíamos en una sociedad tan dependiente de la comunicación individual. La imperiosa necesidad de estar conectados no solo a la red sino también al teléfono, ha modificado nuestra forma de vida.
Por eso, la sensación de soledad, de estar continuamente conectados a la red, de saber qué está pasando… sea convertido en una necesidad vital en un mundo cada vez más rápido y global.
El miedo al aislamiento, a quedarse atrás, es una constante en nuestra sociedad. Para evitarlo, estar comunicados es hoy en día una necesidad, una necesidad hasta compulsiva, móviles, laptops, tablets, ipad, ipod, e-mails, blogs; es decir, infinidad de medios para mantenernos en contacto.
Quedarse atrás no es una opción. La tecnología móvil llegó para quedarse y se ha convertido en una herramienta indispensable para entender nuestro mundo y nuestra sociedad: quedarse atrás significa aislarse y ralentizar la marcha en un tren que va cada vez a velocidades más rápidas.
DANIEL FERNÁNDEZ ABELLA